El ataque de Hamas y la respuesta de Israel están cobrando un alto precio humano. A continuación puede producirse una recesión económica mundial.
Al igual que las guerras del pasado en Oriente Medio, el conflicto entre Israel y Hamas que estalló la semana pasada tiene el potencial de perturbar la economía mundial, e incluso llevarla a la recesión si más países se ven involucrados.
Ese riesgo es real, mientras el ejército de Israel se prepara para invadir Gaza en respuesta a un ataque del grupo militante. El número de muertos por el ataque de Hamás y los continuos ataques aéreos israelíes contra Gaza ya asciende a miles. Existe la preocupación de que las milicias en el Líbano y Siria que apoyan a Hamas se unan a los combates.
La gente se pone a cubierto al escuchar sirenas que advierten de un incendio inminente en Ashkelon, Israel, el 11 de octubre. Fotógrafo: Ronaldo Schemidt/AFP/Getty Images
Una escalada más pronunciada podría llevar a Israel a un conflicto directo con Irán, proveedor de armas y dinero de Hamás, al que Estados Unidos y la Unión Europea han designado grupo terrorista. En ese escenario, Bloomberg Economics estima que los precios del petróleo podrían dispararse a 150 dólares el barril y el crecimiento global caer al 1,7%, una recesión que resta alrededor de 1 billón de dólares de la producción mundial.
Por supuesto, efectos secundarios como estos no son lo más importante después de la tragedia humana de la semana pasada. Una gran mayoría de los muertos en ambos bandos son civiles. Decenas de rehenes israelíes han sido llevados a Gaza. Los misiles y un inminente ataque terrestre amenazan las vidas de los palestinos atrapados en el enclave sin ruta de escape. La devastación está elevando la temperatura emocional y hace más probable una escalada militar.
El conflicto en Medio Oriente puede provocar temblores en todo el mundo porque la región es un proveedor crucial de energía y un paso clave para el transporte marítimo. La guerra árabe-israelí de 1973, que provocó un embargo petrolero y años de estanflación en las economías industriales, es el ejemplo más claro. Otros conflictos tuvieron un impacto más limitado, incluso cuando el costo humano fue alto.
La economía mundial actual parece vulnerable. Todavía se está recuperando de un episodio de inflación exacerbado por la invasión rusa de Ucrania el año pasado. Otra guerra en una región productora de energía podría reavivar la inflación. Consecuencias más amplias podrían extenderse desde nuevos disturbios en el mundo árabe hasta las elecciones presidenciales del próximo año en Estados Unidos, donde los precios de la gasolina son clave para el sentimiento de los votantes.
Todos estos efectos potenciales dependen de cómo se desarrolle la guerra en las próximas semanas o meses. Bloomberg Economics ha examinado el probable impacto sobre el crecimiento y la inflación globales bajo tres escenarios.
¿Conflicto confinado o guerra regional?
Tres escenarios sobre cómo podría evolucionar el conflicto entre Israel y Hamás
En el primero, las hostilidades siguen confinadas en gran medida a Gaza e Israel. En el segundo, el conflicto se extiende a países vecinos como el Líbano y Siria, que albergan poderosas milicias respaldadas por Teherán, convirtiéndolo esencialmente en una guerra indirecta entre Israel e Irán. El tercero implica una escalada hacia un intercambio militar directo entre los dos enemigos regionales.
En todos estos casos, la dirección es la misma: petróleo más caro, mayor inflación y crecimiento más lento, pero la magnitud es diferente. Cuanto más se extiende el conflicto, más global se vuelve su impacto en lugar de regional.
Impacto económico de la guerra
Impacto sobre el crecimiento global y la inflación de tres escenarios sobre cómo podría evolucionar el conflicto entre Israel y Hamas.
Por supuesto, la gama real de riesgos y posibilidades es más amplia y compleja de lo que estos escenarios pueden reflejar. Incluso las estrechas cadenas económicas de causa y efecto han resultado difíciles de pronosticar en medio de la volatilidad de los últimos años, y las guerras son mucho más difíciles de predecir. Aún así, los escenarios que trazamos aquí deberían al menos ayudar a enmarcar la reflexión sobre los posibles caminos a seguir.
Un camino más oscuro
El elevado número de víctimas en Israel aumenta la probabilidad de una represalia sangrienta y una guerra regional. Sin embargo, la balanza de probabilidades todavía se inclina hacia un conflicto contenido, con un alto costo en sufrimiento humano pero un impacto económico y de mercado limitado.
Una cosa es segura: las esperanzas de un Oriente Medio más estable están hechas jirones. En los últimos años, el acercamiento entre Arabia Saudita e Irán y los tratados de paz entre Israel y varios estados árabes (con la perspectiva de que los sauditas hagan lo mismo pronto) generaron expectativas de que la región podría ver el fin de décadas de conflictos.
En cambio, se enfrenta a una nueva conflagración. La invasión rusa de Ucrania, la guerra comercial entre Estados Unidos y China y las crecientes tensiones en torno a Taiwán muestran que la geopolítica ha vuelto a ser un motor de los resultados económicos y de mercado. En Medio Oriente, en realidad nunca desapareció.
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